La Magia produce efectos secundarios

Si el poder de la magia te amenaza es porque abriste una puerta por algún lado.

Uno no saca nada con profesar una fe en Dios, si uno tiene actitudes supersticiosas.

Si uno no cree en Dios y, sin embargo, es superticioso, entonces nos encontramos a una persona con un nicho existencial primitivo, que cree en Dios, aunque no en forma explícita.

Esto de la superstición es para muchos como el cigarro, sabemos que nos perjudica, pero cuesta mucho dejarlo.

La magia existe. Quien cree que la ocupa y logra lo que quiere supone que no hay más que eso, no obstante, la magia no es una herramienta ni un medio, sino que es una entidad poderosa que pasa la cuenta a quien la ocupa.

Si mueves un guijarro el universo entero tiembla...¿cómo será cuando mueves una montaña?

Y aquí hago una distinción importante: La magia es el poder manipulado a nuestro antojo, sin medir las consecuencias. La fe es el poder fluyendo directamente de Dios a través de nosotros, que pasamos a ser cauce del actuar divino. En ambos casos se puede mover una montaña, pero en el segundo caso la responsabilidad no está en nosotros, sino en quien sabemos que la origina.

¿La magia es un poder independiente de Dios? No lo es. Es nuestra herencia y un don, que podemos usar con libertad. Si Dios nos quiere como hijos, entonces nos da la herencia de los hijos. La magia es el poder de Dios en nosotros, pero que nosotros manejamos con mucha irresponsabilidad, pues no alcanzamos a pesar las consecuencias cósmicas de un acto mágico, creyendo, o confiando, en que nuestro intelecto nos dice que es bueno hacerlo. Porque me pregunto muchas veces: ¿Acaso los sabios más eruditos no se equivocan en sus juicios? ¿Qué nos queda entonces a nosotros, que apenas rasguñamos las verdades?



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