Amor Incondicional

¿Cómo es el amor de Dios? Maravilloso? Grande? Inconmensurable? Tan profundo que no podemos estar debajo de El. Tan alto que no podemos estar más arriba de El. Tan ancho que no podemos estar afuera de El. Dios ama con una intensidad, con un sentido, con un alcance que supera nuestro conocimiento o nuestra imaginación. Dios nos ama a cada instante, nos mantiene con su amor, nos sustenta, nos vivifica, nos ampara. Todo esto a cambio de nada. Es un amor unidireccional, y aunque pudiéramos amarlo con toda nuestra intensidad, con todo nuestro corazón y con todas nuestra fuerzas, nuestro amor es infinitamente ínfimo comparado con el que El nos da.
Sin embargo, y he aquí la paradoja de este tipo de amor, pues cuando uno de nosotros logra amar en forma incondicional, dándolo todo por los que ama, sin esperar ninguna recompensa, esa persona recibe la recompensa implícita de este tipo de amor…se hace uno con Dios y Dios habita en El. Desaparece lo que somos para dar paso a la vivencia inmortal de un Dios que ama AHORA, y se hace realidad que tenemos un tesoro en vasijas de barro (2 Corintios 4).
Dios mantiene un diálogo maravilloso con todo lo creado. Es la melodía que captan los músicos, es la armonía que perciben los artistas, es el perfume sublime que exhala el espíritu en las cosas. Y somos pobres vasijas de barro que exudamos un líquido espirituoso, elixir portentoso de salud que anhela el enfermo, manjar sabrosísimo que paladea el sibarita, placer de éxtasis que persigue lo sensual.
Lo que parece débil en nosotros permite que se manifieste lo fuerte de Dios (2 Corintios 12). Es donde puedo demostrar que Dios existe, pues supera mis limitaciones, mi ignorancia, mi egoísmo, y se manifiestan valores sobrenaturales, nos ponemos capa de súper héroe y volamos más allá de cualquier horizonte visible.

No hay comentarios:

Variaciones de un mismo cuento

(Estilo Phillip K. Dick) Katai despertó en una realidad que no era la suya. El zumbido constante de la máquina de realidad virtual aún res...