La Maravilla de Uno Mismo

La gente viaja para maravillarse

ante las cumbres de las montañas,

ante las olas enormes de los mares,

ante los grandes cauces de los ríos,

ante la vasta extensión de los océanos,

ante el movimiento circular de los astros,

y pasan ante ellos mismos sin maravillarse.

 

San Agustín

Soñé con Dios

Estaba aquejado de un grave mal y el dolor me invadía, mientras esperaba el término de cada día en la cama del hospital.

 

Y me quedé dormido…y soñé.

 

En el sueño no veía nada, sólo me escuchaba a mí decir una y otra vez: Te amo, Dios mío.

 

Era una declaración sincera, que sentía se perdía en la nada, hasta que…

 

Algo pasó, algo sorprendente, que todavía hoy no logro comprender completamente: Dios me contestó.

 

Fue su respuesta de amor, pero se manifestó tan intensa que me desperté llorando de emoción.

 

Me sentí como abatido por un inmenso oleaje cósmico que pasó a través de mi ser, como si las estrellas se hubieran vuelto arena y cayera todo el universo a través de este pequeño embudo que es nuestro ser.

 

Pero no sólo fue una experiencia mental, pues cada célula de mi cuerpo vibró en sintonía con ese gran diapasón cósmico que con sus poderosas ondas casi me disgrega de éxtasis y placer.

 

Todos nos quejamos, unos más que otros, que nuestra experiencia de Dios es demasiado distante y difusa. Algunos incluso dicen que no hay contacto, y por eso niegan su existencia.

 

Después de lo que soñé (un regalo) comprendí que la experiencia de conocer y amar a Dios es verdadera y evidente, pero que somos demasiado pequeños todavía para comprenderla y poder responder a los diálogos de amor que tiene con todas sus creaturas. Unos más que otros logran aprender como hacerlo y son inmensamente felices, incluso en medio del sufrimiento. Muchos buscan caminos ‘alternativos’ para establecer este contacto, como son: riqueza, poder, sexo, fama, buena mesa, etc.; no obstante, se enamoran del camino y olvidan el fin. Es como enamorarse del teléfono que nos comunica con la persona amada. Suena extraño, pero este vicio de nuestro entendimiento, de confundir al vehículo de placer con el ser amado, nos aleja del verdadero amor.

 

Les deseo que tengan un sueño con Dios, es más, invítenlo y se sorprenderán.

Entrada al jardín Interior

Se agitan las hojas de la noche

y de las noches de mi vida.

 

Son aquellos momentos

donde mi alma suelta su carga

al espacio de esta soledad requerida,

y son aquellos los que hacen fluir

más que sangre en mis entrañas.

 

Recita mi vida el silencio de mi pieza casual

y cantan mis sueños aquellos muñecos preciados

De recuerdos dulces y serenos

De nobles tesoros.

 

Y es aquí donde mi lápiz proyecta mis sentimientos

Donde mi alma se reconforta,

Donde mi alma piensa y elabora esperanzas,

Donde se encuentra con rastros divinos

con los cuales se moja los labios agradecidos

y besa al viento de la buena nueva.

El milagro de concebir

Dos reflejos en cada uno de tus ojos me indicaba

La emoción que en lágrimas motivaba.

 

No pude más que enternecer

cuando de esa mirada

surgió como aurora una sonrisa de tus labios

y pronunció mi nombre en silencio.

 

Pensé, contemplé y sentí consuelo

al apoyar mi cabeza sobre tu vientre

escuchando en tu ombligo decirme

que el milagro se había efectuado

y reposé mi esperanza en tu cuerpo

descansando realmente.

Mirada hacia lo alto

Cuando me recojo sobre mi interior encuentro un camino ya recorrido. Me adentro en un jardín hermoso y sereno. Es como si sólo hubiera parpadeado un instante, recuperando mi visión de la ruta establecida, y camino hacia un Encuentro, mientras escucho la voz de todo lo amado a la vez.

 

Es una voz grande y penetrante, suave y envolvente. Me seduce su discurso escrito en letras vivas. Me embarga una alegría inmensa escuchar sus notas deliciosas en los trinos y susurros.

 

Alzo la mirada asombrado, velando por ver el sol en su cenit.

 

¿Dónde estás, que te me ocultas?

¿Dónde estás, Señor, que no te hallo?

 

Cae la noche

mas no la del alma

que, sedienta de Dios, aguarda.

 

Cuando uno ama se abren las santas arcas que contienen los pergaminos de la sabiduría de la vida.

 

Lo único cierto que podemos conocer de Dios es su Amor; todo lo demás podemos especular sin llegar a ponernos de acuerdo.

 

El amor nos da información valiosa del maravilloso proceder de las acciones divinas. Nos permite adentrarnos en su mágica dinámica, y su gozosa amplitud.

 

Quien conoce el Amor mira la vida con el prisma de la renovación constante de la natura, la energía radiante de las cosas creadas, la contemplación de la diversidad, la belleza de las formas, la multidimensión de los seres, su herencia sin par.

 

El amor es sabiduría infusa, autocontenida, que fluye hacia nosotros, desde el universo hasta el átomo.

 

Mantenerse atento a su influencia. Ejercitar los sentidos, la mente y voluntad para seguir en su caudal.

 

¿Cómo podemos entender lo inabarcable?

 

A veces las analogías, las parábolas, sirven un poco, pero la verdad abismante simplemente abruma.

 

Adentrarse en el conocimiento de temas arcanos es tan amplio, que resulta peligroso, incluso existe la amenaza de la locura.

 

Uno puede intentar la aventura de querer conocer a Dios, de entender sus motivaciones, sus propósitos, temas divinos que no dejan de sorprender.

 

¿Puede acaso uno imaginar lo imposible realizado frente a sí?

 

Podemos observar a ese Hombre, que fue hecho a semejanza de Dios. Podemos observar su bondad, la multitud de sus milagros. Podemos sentir el aletear del Espíritu de Dios.

 

Podríamos imaginarlo, pero surge el contra argumento de que no estuvimos allí.

 

¿Podemos, entonces, percibir de alguna forma, la manifestación de Dios en nuestras vidas?

 

Hay dones que son propios de nuestra naturaleza: amar, conocer, pensar, reír, cambiar, incluso llorar.

 

Hay dones que se nos ofrecen de una fuente distinta, de un árbol divino. Esos dones están al alcance de una oración, de tiempo en tiempo. Caen en nuestras manos, cual preciosas joyas, que no sabemos utilizar, porque nos falta virtud, nos falta conciencia de lo sagrado.

 

¡Maldito tiempo que vivimos, pues no percibimos lo Sacro!

 

Ahora es el tiempo de despertar, de ver nuestra realidad transfigurada de verdades eternas, de amor infinito, de inteligencia y bondad absolutas, conque todo se realiza para nuestro bien, por simple gratuidad de un Dios misterioso, que se urge en amarnos con locura insondable.

 

Despierta…llegó el tiempo de Conocer.

Sinfonía del Amor de Dios

Cuando Dios crea al mundo

Lo hace con una canción

y el hombre es culminación

de tan bella melodía.

 

Pero el hombre abrió un abismo

con su pecado y su egoísmo.

Dios clama reparación,

Su amor ha sido despreciado.

El amor mediador intercede por nosotros.

 

Coro

Ese amor, ese amor por ti,

Ese amor, ese amor por mí,

¡Qué amor, oh, amor!

 

 

En la plenitud de los tiempos

Se hace hombre el mismo Dios

y repara con su sangre,

nos hace hijos de Dios Padre.

 

El Espíritu Santo se derrama

sobre la Iglesia en Pentecostés.

y la hace santa y amada,

la hace generosa y amorosa.

Es un fuego de amor

Es un río de bendición.

 

Coro: Ese amor…

 

Al final de los tiempos

vendrá Jesús glorioso.

Nos uniremos en un gozo

en cuerpo y alma resucitados.

Santidad Vegetal

Hace ya algún tiempo que las cosas no eran las mismas. Pareciera que hay rutinas que cansan algunas mentes inteligentes. A veces le habría gustado ser como un árbol, que crece lentamente sin moverse, sujeto a la rutina de vivir sin mayores cuestionamientos.

 

Miraba por la ventana invernal ese árbol que parecía muerto, pero sólo en apariencia. Sabía que acercándose a la primavera se notaría su presencia con verdes brotes asomando entre la cáscara muerta.

 

Cómo le gustaría ser como un vegetal, que sin molestar a nadie aporta y da beneficios a su entorno, que no le preocupa conocer  más que lo que lo rodea, sin expectativas, sin dañar, e impasible en el tiempo.

 

Envidiaba esa paz, esa calma en el crecer sin un ruido. Admiraba su conciencia milenaria, su presencia sempiterna. Un vegetal se corta, se quema, se come, se usa; no obstante, hereda en su muerte más vida que cualquier otro ser  semejante. Normalmente un vegetal noble sigue transmitiendo su filosofía de vida a través de incontables generaciones, que no son más que una prolongación de él mismo.

 

Qué poco se sabe de un árbol, qué fácil es menospreciarlo. El violín más digno es madera de ese ser. El pan de cada día es ese ser. Es el principio de una sociedad de células que aprende a vivir en comunidad.

 

Quizás los seres avanzados son sólo una mutación bastarda que usufructan del tesoro vegetal. El vegetal es el principio de toda cadena biológica y ecológica. Qué poco entendemos la grandeza de su forma de ser, y, si bien, seguiremos robándoles su vida, por lo menos respetar su dignidad.

Oración por mi Hermana

Padre Santo, dador de vida, origen de todas las cosas.

 

Nos ponemos en tu presencia para solicitar, alabar y agradecer.

 

Tú haz creado todo por la inmensa grandeza de tu amor. Lo que nace del amor no debe morir, pues la eternidad es su impronta, el gozo de la contemplación su sello principal. Por eso entendemos que tu designio es que vivamos, aunque haya una muerte evidente frente a nosotros.

 

Aquí estamos para solicitar por lo que ha cobrado la muerte, con la confianza de que eres un Dios de vivos y no de muertos.

 

Estamos aquí para pedir por mi hermana, que amó a los suyos, que fue feliz y se sintió plena en ese amor prodigado.

 

Tú la viste cumpliendo el más grande mandato, que es amar. Mantenla viva en nuestros corazones.

 

Te agradecemos por haberla tenido entre nosotros, de haber trazado su historia junto a la nuestra.

 

Te alabamos, Padre Dios, porque acrisolaste su alma por medio del dolor. Un camino despreciado, rechazado, pero que seguramente lleva a Ti.

 

En este momento la despedimos y no dejamos de extrañarla. Si te place y es tu Voluntad, deja que sea nuestro ángel, que viva en nuestros recuerdos y resucite a la nueva vida.

 

Adiós, María Alicia. Amén.

 

(Oración dicha el 11 de febrero de 2013, en su cumpleaños, cuando entregamos sus cenizas a la tierra en el Parque Bicentenario)

Sobre la parábola de los talentos

El Señor entrega a cada uno dones, de acuerdo a sus capacidades. Esta entrega tiene el objetivo de cuidar y hacer crecer estos dones.

 

El Señor es muy exigente en este punto, pero a la vez magnánimo, pues si bien nos solicita que hagamos un esfuerzo, Él se alegra mucho cuando hay resultados favorables y recompensa con creces, celebrando, y repartiendo mayores dones y responsabilidades.

 

Si fuiste fiel en lo poco, lo podrás ser en lo mucho.

 

Esta parábola es muy profunda, pues nos descubre para qué fuimos creados: de lo poco a lo mucho, de la nada al Todo, de lo finito hacia lo infinito. No fuimos creados para ser simples terrones de tierra que se disuelven bajo el viento y la lluvia. Tenemos destino de ángeles, brillar como soles. El que hace crecer sus dones se convierte en flecha disparada al confín del universo.

 

¿Pero qué pasa con el que no se esfuerza, el que oculta el don, el que tiene miedo de las consecuencias, el que cree que con el don basta, el que no corre riesgos, que deja para mañana lo que debe hacer hoy? Aparte de perder el don tendrá absoluta claridad del error y llorará su necedad.

 

El Señor me ha dado muchos dones, algunos han crecido; otros, lo noto quietos. El mayor de estos dones es la capacidad de amar, y esa capacidad orquesta a todas las demás.

 

Soy responsable por quienes amo, me debo abnegar en darles lo que ellos necesitan, especialmente lo que menciono como ‘un camino al Cielo’.

 

Y tal como se aplica con rigurosidad esta parábola sobre esta humilde figura, también se aplica cobre los que amo. Soy a la vez Señor y Sirviente.

 

Aquí es donde les he estado explicando a mis hijos sobre la formación continua, y no sólo de saberes, sino también de virtudes. No sólo el colegio es el lugar para estudiar. Todo lo que nos rodea debe darnos ocasión para aprender a ser mejores. No hay que tomar el conocimiento como algo impuesto, sino como un valioso privilegio que tenemos todos los seres.

 

Nuestro Dios nos exige la perfección por dos motivos: por diseño y objetivo. Fuimos creados para conocer la plenitud de Dios y El ansía profundamente que optemos por la perfección de las virtudes.

 

Quien practica la virtud y la hace crecer dentro de sí es como el árbol que da los mejores frutos, pues se esforzó de dos formas: profundizando sus raíces para captar el agua y nutrientes que utiliza, a su vez, para alcanzar en sus ramas amplitud y altura. Al extender sus ramas capta más rayos del sol, y al conseguir altura evita que otro árbol o matorral le haga sombra.

 

¿De qué le aprovecha a uno la virtud? Permite profundizar en espiritualidad y elevarse sobre el devenir y la rutina.

 

El cosmos no deja de expandirse desde aquel día primigenio, en que todo apareció de un pequeño punto del espacio. Ese ‘punto’ contenía toda la materia que ahora vemos en el vasto universo, desde el átomo y sus partes, pasando por lo diferentes elementos, que combinándose conforman multitud de moléculas, que permiten estructuras más complejas, que van desde un microscópico virus hasta inmensos soles como Antares, o agujeros negros que transitan en el centro de las galaxias. Lo que más sorprende no es sólo que Todo haya estado concentrado en algo tan pequeño, sin poder explicar la causa de la expansión de algo que no debería haber cambiado su condición, pues su equilibrio en ser así como era. No, lo que más me sorprende es que el universo se expande, pero ¿hacia adónde? hacia una nada, algo que pareciera no tener límites. No sólo el universo parece infinito, sino que sus bordes viajan hacia algo que no tiene fronteras.

Reflexión Onírica

“Cuando uno ama con tanta intensidad se abren puertas y ventanas, en las que aparecen personas y cosas que menos esperabas encontrar”.

 

Frase dicha durante un sueño en que abracé a mi abuelo Vicente.

Las Virtudes

La virtud es lo que hace valiosa a una persona, tanto para sí misma como para los demás.

 

Se la entiende como una cualidad que nos permite tomar las decisiones correctas para llevar todo a buen término.

 

El conocerlas y practicarlas nos ayudan a conseguir dos frutos preciados: Sabiduría y Santidad.

 

Por un lado están la postura filosófica, que ahonda en este tema y ve las buenas razones para fortalecer la virtud, pues eso nos hace buenas personas.

 

Por otro lado está la postura religiosa, que nos muestra que el camino de la virtud nos ayuda a ser santos, a servir a los demás y estar abiertos al diálogo, pero sobre todo a nuestro encuentro eficaz con Dios.

 

El intelecto se alimenta de la Sabiduría.

La emoción se alimenta del Autocontrol.

La voluntad se alimenta del Valor.

 

Las virtudes que nos enfocan directamente con Dios son las teologales, y son:

 

– La Caridad (Amor)

– La Fe

– La Esperanza

 

Las virtudes que nos ayudan directamente a ser buen prójimo son las cardinales, y son:

 

– La Justicia

– La Templanza

– La Fortaleza

– La Prudencia

 

De todas estas se desprenden otras virtudes, que iremos enumerando y relacionando con las principales.

 

Recordemos que lo contrario a la Virtud es el Vicio en su grado mayor y al Defecto en su grado menor. A estos también los iremos mencionando, sabiendo que tanto uno como el otro nos perjudican en gran forma.

 

Desde la perspectiva religiosa un vicio nos arrastra al pecado, y el pecado nos arrastra a la muerte, y lo que es peor al destierro de Dios.

 

Lista de Virtudes secundarias

 

– Alegría

– Afabilidad

– Altruismo

– Amabilidad

– Amistad

– Armonía

– Audacia

– Austeridad

– Autenticidad

– Autocrítica

– Bondad

– Coherencia

– Compasión

– Confianza

– Contentamiento

– Constancia

– Cordialidad

– Cortesía

– Creatividad

– Determinación

– Dignidad

– Diligencia

– Disciplina

– Disponibilidad

– Devoción

– Docilidad

– Empatía

– Equidad

– Espontaneidad

– Efectividad

– Fidelidad

– Flexibilidad

– Franqueza

– Fraternidad

– Generosidad

– Gratitud

– Heroicidad

– Honestidad

– Honor

– Hospitabilidad

– Humildad (esta es muy especial y necesaria)

– Humor

– Integridad

– Laboriosidad

– Lealtad

– Liderazgo

– Longanimidad

– Magnanimidad

– Mansedumbre

– Nobleza

– Obediencia (muy valiosa)

– Orden

– Optimismo

– Paciencia

– Perseverancia

– Piedad

– Pudor

– Pureza

– Receptividad

– Reciedumbre

– Respeto

– Responsabilidad

– Sacrificio

– Sencillez

– Sensibilidad

– Servicio

– Sinceridad

– Sobriedad

– Sociabilidad

– Solidaridad

– Tolerancia

– Transparencia

– Valentía

– Veracidad

 

Lista de Vicios

 

– Apatía

– Arrogancia

– Avaricia

– Cobardía

– Corrupción

– Crueldad

– Egocentrismo

– Egoísmo

– Gula

– Ignorancia

– Indiferencia

– Infidelidad

– Intolerancia

– Lujuria

– Misantropía

– Negligencia

– Pereza

– Vanidad

 

Profundizar las Virtudes

 

Para practicar una virtud hay que conocerla y reconocerla, especialmente en lo que es antónimo de ella (vicio y defecto).

 

Las virtudes teologales son las más importantes, pues su esencia es unirnos íntimamente con Dios, y además son base y fundamento de todas las demás virtudes.

 

La FE

 

Es una virtud infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela.

 

Contrario a la fe se encuentra la infidelidad o paganismo, la herejía, la apostasía, la blasfemia, la ceguera del corazón y el embotamiento de los sentidos.

 

Dios nos provee del Don del Entendimiento, que es un hábito sobrenatural infundido por la gracia santificante por la cual la inteligencia del hombre, bajo la acción del Espíritu Santo, se hace apta para una penetrante intuición de las verdades reveladas especulativas y práctica y hasta de las naturales en orden al fin sobrenatural.

 

Al don de Entendimiento se refiere la sexta bienaventuranza: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.

 

Otro Don que nos provee Dios para perfeccionar la FE es el don de Ciencia, que es un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante, por el cual la inteligencia del hombre, bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo, juzga rectamente de las cosas creadas en orden al fin sobrenatural.

 

Al don de Ciencia se refiere la tercera bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.

 

La ESPERANZA

 

Es una virtud infundida por Dios en la voluntad por la cual confiamos con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para llegar a ella apoyados por el auxilio omnipotente de Dios.

 

Es contrario a esta virtud la desesperación y la presunción.

 

Dios nos provee del Don de Temor, que es un hábito sobrenatural por el cual el justo, bajo el instinto del Espíritu Santo, adquiere docilidad especial para someterse totalmente a la divina voluntad por reverencia a la excelencia y majestad de Dios, que puede infligirnos un mal.

 

Este don está relacionado con la primera bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” y la tercera, mencionada más arriba.

 

El AMOR

 

Es una virtud infundida por Dios en la voluntad por la que amamos a Dios por sí mismo sobre todas las cosas y a nosotros y al prójimo por Dios.

 

Contrario a esta virtud se encuentra el odio, la acidia, la envidia, la discordia, la contienda o porfía, el cisma, la guerra, la riña, la sedición, y el escándalo.

 

El Don de Sabiduría alimenta esta virtud. Es un hábito sobrenatural inseparable de la caridad por el cual juzgamos rectamente de Dios y de las cosas divina por sus últimas y altísimas causas bajo el instinto especial del Espíritu Santo, que nos las hace saborear por cierta connaturalidad y simpatía.

 

Este don se relaciona con la séptima bienaventuranza: “Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios”.

 

La PRUDENCIA

 

Aristóteles la define como la “recta razón para obrar”, más existe la definición que dice que es una virtud especial infundida por Dios en el entendimiento práctico para el recto gobierno de nuestras acciones particulares en orden al fin sobrenatural.

 

Los vicios manifiestamente contrarios a la PRUDENCIA son la imprudencia (dividida en precipitación, la inconsideración y la inconstancia) y la negligencia.

 

Los vicios falsamente parecidos a la prudencia son la prudencia de la carne, la astucia, el dolo, el fraude, y la solicitud excesiva de las cosas temporales y futuras. Todos estos vicios proceden principalmente de la avaricia.

 

El Don encargado de perfeccionar la virtud de la PRUDENCIA es el de Consejo, que es un hábito sobrenatural por el cual el alma en gracia, bajo la inspiración del Espíritu Santo, juzga rectamente, en los casos particulares, lo que conviene hacer en orden al fin último sobrenatural.

 

La JUSTICIA

 

Se define como un hábito sobrenatural que inclina constante y perpetuamente a la voluntad a dar a cada uno lo que le pertenece estrictamente.

 

Ligado a esta virtud se encuentra otra, que la virtud de la RELIGIÓN, que es una virtud moral que inclina al hombre a dar a Dios el culto debido como primer principio de todas las cosas.

 

También se encuentra ligado, o deriva, la virtud de la PIEDAD, que es un hábito sobrenatural que nos inclina a tributar a los padres, a la patria y a todos los que se relacionan con ellos el honor y el servicio debidos.

 

El Don de Piedad fortalece esta virtud, y es un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante para excitar en la voluntad, por instinto del Espíritu Santo, un afecto filial hacia Dios considerado como Padre y un sentimiento de fraternidad universal para con todos los hombres en cuanto hermanos nuestros e hijos del mismo Padre, que está en los cielos.

 

Otra virtud que mana de la JUSTICIA es la OBSERVANCIA, que es aquella virtud por la cual ofrecemos culto y honor a las personas constituidas en dignidad. A ella se subordinan la Dulía y la Obediencia.

 

La virtud de la GRATITUD también forma parte potencial de la JUSTICIA, y tiene por objeto recompensar de algún modo al bienhechor por el beneficio recibido.

 

La virtud de VINDICTA, o Justo Castigo, también forma parte de la JUSTICIA, y es castigar al malhechor por el pecado cometido. Hay que tener mucho cuidado que no se convierta en un pecado contra la Caridad.

 

También forma parte la VERACIDAD, que es la virtud que inclina a decir siempre la verdad y a manifestarnos al exterior tal como somos interiormente. Opuestos a esto están la mentira, la simulación o hipocresía, la jactancia, la ironía o falsa humildad.

 

Agregamos a esta lista de virtudes asociadas a la JUSTICIA, la virtud de AMISTAD o AFABILIDAD, que nos impulsa a poner en nuestras palabras y acciones exteriores cuanto pueda contribuir a hacer amable y placentero el trato de nuestros semejantes. Contrarios son la adulación o lisonja, y el litigio o espíritu de contradicción.

 

La virtud de LIBERALIDAD tiene por objeto moderar el amor a las cosas exteriores, principalmente a las riquezas, e inclina al hombre a desprenderse fácilmente de ellas, dentro del recto orden, en bien de los demás.

 

La virtud de EQUIDAD o EPIQUEYA, que nos inclina a apartarnos rectamente, en circunstancias especiales, de la letra de la ley para cumplir mejor su espíritu. Contrario es la excesiva rigidez o fariseísmo legalista.

 

La FORTALEZA

 

Es una virtud cardinal infundida por la gracia santificante que enardece el apetito irascible y la voluntad para que no desistan de conseguir el bien arduo o difícil ni siquiera por el máximo peligro de la vida corporal.

 

Vicios opuestos son el temos o cobardía, y la impasibidad o indiferencia.

 

La MAGNINIMIDAD es la virtud que inclina a emprender obras grandes, espléndidas y dignas de honor en todo género de virtudes. Contrarios son la presunsión, ambición, vanagloria, pusilanimidad.

 

La MAGNIFICENCIA es la virtud que inclina a emprender obras espléndidas y difíciles de ejecutar sin arredrarse ante la magnitud del trabajo o de los grandes gastos que sea necesario invertir. Contrarios son la tacañería o mezquindad, y el derroche o despilfarro.

 

La PACIENCIA es la virtud que inclina a soportar sin tristeza de espíritu ni abatimiento de corazón los padecimientos físicos y morales. Contrarios son la impaciencia y la insensibilidad o dureza de corazón.

 

La LONGANIMIDAD es una virtud que nos da ánimo para tender a algo bueno muy distante de nosotros, saber aguardar, también llamada ‘larga esperanza’.

 

La PERSEVERANCIA es una virtud que inclina a persistir en el ejercicio del bien a pesar de la molestia que su prolongación nos ocasione.

 

La CONSTANCIA es una virtud íntimamente relacionada con la Perseverancia, de la que se distingue, sin embargo, por razón de la distinta dificultad que trata de superar; porque lo propio de la Perseverancia es dar firmeza al alma contra la dificultad que proviene de la prolongación de la vida virtuosa, mientras que la Constancia pertenece robustecerla contra las demás dificultades que provienen de cualquier otro impedimento exterior. Contrarios a ambos se encuentra la inconstancia y la pertinacia o terquedad.

 

El Don de Fortaleza es un hábito sobrenatural que robustece al alma para practicar, por instinto del Espíritu Santo, toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir.

 

La TEMPLANZA

 

Es una virtud sobrenatural que modera la inclinación a los placeres sensibles especialmente del tacto y del gusto conteniéndola dentro de los límites de la razón iluminada por la fe.

 

Contrarias a ella se encuentra, por exceso, la Intemperancia, y por defecto, la Insensibilidad excesiva.

En el lago Villarrica

 

Una Soledad no tan Sola

Allí donde sólo el viento mora,
allí donde ciudades desiertas, 
en que se alzan muros de roca
y recortan las praderas muertas,
allí vagaba un alma sola.

Sola, porque en su silencio
permanecía en lo desconocido.
Sola, pues ningún sentido
le unía al risco frío.

Sola, algo miraba.

¿Qué miras, alma, tan sola?
Observo que sonríes dichosa.
¿Qué contempla tu vista fina
que dé motivos a tu risa,
que conmueva el alma mía?
¿Qué puede ser tan bello 
para que tu frente hermosa 
se llene de haces luminosas?

He aquí que he descubierto 'América'
al mirar tus ojos universos.
Heme aquí en zona ártica, 
mares y desiertos extensos
descubriendo en las soledades
un grano que era el cosmos.

¿Pude captar tantas verdades
de un alma que nada me dijo? Sí.

¿Cómo, entonces, en la selva
en que vivo tanto me cuesta
encontrar una sola?

La serenidad que reinaba
y aquella bondad reflejada
en esa faz estrellada
daban imágenes de niños, 
de retoños y cachorros
(y me alegré por ello).

Trayectoria Incierta

Tracemos la larga línea de nuestras vidas.

 

Proyectemos en ella como la vivimos.

 

Ahora bien, piensa en que la cambian nuestros sueños, en qué realidad verdaderamente sentimos.

 

Si te aferras a lo ya trazado ¿por qué todo cambia cuando morimos?

Pedagogía Divina

En este camino de la vida hemos venido a aprender para seguir la senda que nos lleva al Padre, confiar en que Dios nos acompaña en forma encubierta, y en esta ruta mostrar lo que somos perfeccionando nuestras virtudes, erradicando vicios y minimizando defectos.

 

Esto se resume en que el perfecto caminante ama al Dios desconocido y lo busca, ama al Dios en el prójimo que camina junto a él, y ama al Dios que se refugia en nuestro interior contemplándolo.

 

Curiosa trinidad de la vida. Influjos d¡stintos de un mismo Dios.

 

El cómo nos guía es a veces tan parecido a lo escrito en la Biblia, que pareciera que sus palabras fueran dirigidas hacia nosotros más que a alguien del remoto pasado.

 

Esta pedagogía es sutil y repleta de signos. Sólo debemos estar atentos a estos signos y entender su significado, y actuar en consecuencia.

 

A veces estos signos nos hablarán como a un hijo, un hermano o un discípulo, pero también nos puede hablar como un fariseo, un ladrón o un necio.

 

Eso podemos ser en un momento dado, y hay que saber reaccionar a estas palabras según sea el caso, y todo para nuestro bien y provecho.

Paseando por Viña en victoria

 

Sólo Ama

Cuando uno ama se abren las santas arcas que contienen los pergaminos de la sabiduría de la vida.

Lo único cierto que podemos conocer de Dios es su Amor, pues de lo demás podemos especular sin llegar a ponernos de acuerdo. El amor, no obstante, nos da información valiosa del maravilloso proceder de las acciones divinas y nos permite adentrarnos en su mágica dinámica y su gozosa amplitud.

Quien conoce el amor mira la vida con el prisma de la renovación constante de la naturaleza, la energía radiante de las cosas creadas, la contemplación de la diversidad y la belleza de las formas, la multidimensión de los seres y su herencia sin par.

El amor es sabiduría infusa y autocontenida que fluye hacia nosotros desde el universo hasta el átomo. 

Mantente atento a su influencia y ejercita tus sentidos y voluntad para permanecer en su caudal.

Un Exorcismo a los Conceptos

El creer en algo que encierra una verdad nos hace esclavos cuando esta verdad es en su esencia mala, pero nos libera cuando esa verdad nos lleva a una esencia buena.

"Un árbol se reconoce por sus frutos". Preocupémonos de que nuestros cuentos y reflexiones construyan en los demás un mundo mejor. Aunque juguemos con nuevas ideas y silogismos, no olvidar que somos responsables de cada una de nuestras palabras.

¿Cómo reconocer lo bueno de lo malo? Podemos marearnos con múltiples justificaciones del porqué hacemos o decimos, pero en concreto si hay virtud tras nuestras frases tenemos certeza de elevar nuestro conocimiento real de las cosas.

No confundamos magia con enamorar, ni sus ídolos con el supremo amor de Dios.

La magia está en nuestras manos escritoras. Es importante saber la fuente de una profunda inspiración, es importante detenerse a ver el fruto de nuestra pluma. Si nuestro juicio no es el acertado al publicar una u otra nota, es importante ser humilde para reconocer el daño...y reparar.

Me tiento muchas veces a escribir sobre lo perverso, porque conozco sus honduras, y sé que haría un horroroso agujero en las conciencias de los que lo lean, y subyugados aplaudirían por el terror que les produce: ¡Dios me libre de semejante tortura de tener éxito con lo podrido!

Si alguna vez es necesario escribir sobre lo que nos inquieta es importante dejar un camino, una gota de esperanza, una salida. No dejemos caer nuestro pensamiento a un abismo sin fondo. Relatar las simas abisales para despegar hacia las cimas celestiales es un camino muy bueno para la santificación de las conciencias.

La magia ¿existe? Un verdadero artista sabe que sí. Y debería saber que más que la magia, existe el poder sobrenatural del amor, existe la seguridad extrema de la fe, existe la confianza serena de la esperanza. 

Más se tarda un hombre en construir que en destruir, pero no es menos cierto que siempre se puede volver a construir de nuevo.

Algún día espero poder escribir sobre el mago y el sacerdote, en justo enfrentamiento: ¿quién ganaría al final?

Pongamos las cosas en su sitio. La magia tiene que ver con manipulación de poderes sobrenaturales, y el milagro es el poder sobrenatural actuando con independencia de nuestros intentos.

Vivamos el milagro de cada día y no la magia de cada día. Amemos con certeza y tesón, y no de esa magia que seduce nuestro corazón.

Variaciones de un mismo cuento

(Estilo Phillip K. Dick) Katai despertó en una realidad que no era la suya. El zumbido constante de la máquina de realidad virtual aún res...