Las Virtudes

La virtud es lo que hace valiosa a una persona, tanto para sí misma como para los demás.

 

Se la entiende como una cualidad que nos permite tomar las decisiones correctas para llevar todo a buen término.

 

El conocerlas y practicarlas nos ayudan a conseguir dos frutos preciados: Sabiduría y Santidad.

 

Por un lado están la postura filosófica, que ahonda en este tema y ve las buenas razones para fortalecer la virtud, pues eso nos hace buenas personas.

 

Por otro lado está la postura religiosa, que nos muestra que el camino de la virtud nos ayuda a ser santos, a servir a los demás y estar abiertos al diálogo, pero sobre todo a nuestro encuentro eficaz con Dios.

 

El intelecto se alimenta de la Sabiduría.

La emoción se alimenta del Autocontrol.

La voluntad se alimenta del Valor.

 

Las virtudes que nos enfocan directamente con Dios son las teologales, y son:

 

– La Caridad (Amor)

– La Fe

– La Esperanza

 

Las virtudes que nos ayudan directamente a ser buen prójimo son las cardinales, y son:

 

– La Justicia

– La Templanza

– La Fortaleza

– La Prudencia

 

De todas estas se desprenden otras virtudes, que iremos enumerando y relacionando con las principales.

 

Recordemos que lo contrario a la Virtud es el Vicio en su grado mayor y al Defecto en su grado menor. A estos también los iremos mencionando, sabiendo que tanto uno como el otro nos perjudican en gran forma.

 

Desde la perspectiva religiosa un vicio nos arrastra al pecado, y el pecado nos arrastra a la muerte, y lo que es peor al destierro de Dios.

 

Lista de Virtudes secundarias

 

– Alegría

– Afabilidad

– Altruismo

– Amabilidad

– Amistad

– Armonía

– Audacia

– Austeridad

– Autenticidad

– Autocrítica

– Bondad

– Coherencia

– Compasión

– Confianza

– Contentamiento

– Constancia

– Cordialidad

– Cortesía

– Creatividad

– Determinación

– Dignidad

– Diligencia

– Disciplina

– Disponibilidad

– Devoción

– Docilidad

– Empatía

– Equidad

– Espontaneidad

– Efectividad

– Fidelidad

– Flexibilidad

– Franqueza

– Fraternidad

– Generosidad

– Gratitud

– Heroicidad

– Honestidad

– Honor

– Hospitabilidad

– Humildad (esta es muy especial y necesaria)

– Humor

– Integridad

– Laboriosidad

– Lealtad

– Liderazgo

– Longanimidad

– Magnanimidad

– Mansedumbre

– Nobleza

– Obediencia (muy valiosa)

– Orden

– Optimismo

– Paciencia

– Perseverancia

– Piedad

– Pudor

– Pureza

– Receptividad

– Reciedumbre

– Respeto

– Responsabilidad

– Sacrificio

– Sencillez

– Sensibilidad

– Servicio

– Sinceridad

– Sobriedad

– Sociabilidad

– Solidaridad

– Tolerancia

– Transparencia

– Valentía

– Veracidad

 

Lista de Vicios

 

– Apatía

– Arrogancia

– Avaricia

– Cobardía

– Corrupción

– Crueldad

– Egocentrismo

– Egoísmo

– Gula

– Ignorancia

– Indiferencia

– Infidelidad

– Intolerancia

– Lujuria

– Misantropía

– Negligencia

– Pereza

– Vanidad

 

Profundizar las Virtudes

 

Para practicar una virtud hay que conocerla y reconocerla, especialmente en lo que es antónimo de ella (vicio y defecto).

 

Las virtudes teologales son las más importantes, pues su esencia es unirnos íntimamente con Dios, y además son base y fundamento de todas las demás virtudes.

 

La FE

 

Es una virtud infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela.

 

Contrario a la fe se encuentra la infidelidad o paganismo, la herejía, la apostasía, la blasfemia, la ceguera del corazón y el embotamiento de los sentidos.

 

Dios nos provee del Don del Entendimiento, que es un hábito sobrenatural infundido por la gracia santificante por la cual la inteligencia del hombre, bajo la acción del Espíritu Santo, se hace apta para una penetrante intuición de las verdades reveladas especulativas y práctica y hasta de las naturales en orden al fin sobrenatural.

 

Al don de Entendimiento se refiere la sexta bienaventuranza: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.

 

Otro Don que nos provee Dios para perfeccionar la FE es el don de Ciencia, que es un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante, por el cual la inteligencia del hombre, bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo, juzga rectamente de las cosas creadas en orden al fin sobrenatural.

 

Al don de Ciencia se refiere la tercera bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.

 

La ESPERANZA

 

Es una virtud infundida por Dios en la voluntad por la cual confiamos con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para llegar a ella apoyados por el auxilio omnipotente de Dios.

 

Es contrario a esta virtud la desesperación y la presunción.

 

Dios nos provee del Don de Temor, que es un hábito sobrenatural por el cual el justo, bajo el instinto del Espíritu Santo, adquiere docilidad especial para someterse totalmente a la divina voluntad por reverencia a la excelencia y majestad de Dios, que puede infligirnos un mal.

 

Este don está relacionado con la primera bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” y la tercera, mencionada más arriba.

 

El AMOR

 

Es una virtud infundida por Dios en la voluntad por la que amamos a Dios por sí mismo sobre todas las cosas y a nosotros y al prójimo por Dios.

 

Contrario a esta virtud se encuentra el odio, la acidia, la envidia, la discordia, la contienda o porfía, el cisma, la guerra, la riña, la sedición, y el escándalo.

 

El Don de Sabiduría alimenta esta virtud. Es un hábito sobrenatural inseparable de la caridad por el cual juzgamos rectamente de Dios y de las cosas divina por sus últimas y altísimas causas bajo el instinto especial del Espíritu Santo, que nos las hace saborear por cierta connaturalidad y simpatía.

 

Este don se relaciona con la séptima bienaventuranza: “Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios”.

 

La PRUDENCIA

 

Aristóteles la define como la “recta razón para obrar”, más existe la definición que dice que es una virtud especial infundida por Dios en el entendimiento práctico para el recto gobierno de nuestras acciones particulares en orden al fin sobrenatural.

 

Los vicios manifiestamente contrarios a la PRUDENCIA son la imprudencia (dividida en precipitación, la inconsideración y la inconstancia) y la negligencia.

 

Los vicios falsamente parecidos a la prudencia son la prudencia de la carne, la astucia, el dolo, el fraude, y la solicitud excesiva de las cosas temporales y futuras. Todos estos vicios proceden principalmente de la avaricia.

 

El Don encargado de perfeccionar la virtud de la PRUDENCIA es el de Consejo, que es un hábito sobrenatural por el cual el alma en gracia, bajo la inspiración del Espíritu Santo, juzga rectamente, en los casos particulares, lo que conviene hacer en orden al fin último sobrenatural.

 

La JUSTICIA

 

Se define como un hábito sobrenatural que inclina constante y perpetuamente a la voluntad a dar a cada uno lo que le pertenece estrictamente.

 

Ligado a esta virtud se encuentra otra, que la virtud de la RELIGIÓN, que es una virtud moral que inclina al hombre a dar a Dios el culto debido como primer principio de todas las cosas.

 

También se encuentra ligado, o deriva, la virtud de la PIEDAD, que es un hábito sobrenatural que nos inclina a tributar a los padres, a la patria y a todos los que se relacionan con ellos el honor y el servicio debidos.

 

El Don de Piedad fortalece esta virtud, y es un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante para excitar en la voluntad, por instinto del Espíritu Santo, un afecto filial hacia Dios considerado como Padre y un sentimiento de fraternidad universal para con todos los hombres en cuanto hermanos nuestros e hijos del mismo Padre, que está en los cielos.

 

Otra virtud que mana de la JUSTICIA es la OBSERVANCIA, que es aquella virtud por la cual ofrecemos culto y honor a las personas constituidas en dignidad. A ella se subordinan la Dulía y la Obediencia.

 

La virtud de la GRATITUD también forma parte potencial de la JUSTICIA, y tiene por objeto recompensar de algún modo al bienhechor por el beneficio recibido.

 

La virtud de VINDICTA, o Justo Castigo, también forma parte de la JUSTICIA, y es castigar al malhechor por el pecado cometido. Hay que tener mucho cuidado que no se convierta en un pecado contra la Caridad.

 

También forma parte la VERACIDAD, que es la virtud que inclina a decir siempre la verdad y a manifestarnos al exterior tal como somos interiormente. Opuestos a esto están la mentira, la simulación o hipocresía, la jactancia, la ironía o falsa humildad.

 

Agregamos a esta lista de virtudes asociadas a la JUSTICIA, la virtud de AMISTAD o AFABILIDAD, que nos impulsa a poner en nuestras palabras y acciones exteriores cuanto pueda contribuir a hacer amable y placentero el trato de nuestros semejantes. Contrarios son la adulación o lisonja, y el litigio o espíritu de contradicción.

 

La virtud de LIBERALIDAD tiene por objeto moderar el amor a las cosas exteriores, principalmente a las riquezas, e inclina al hombre a desprenderse fácilmente de ellas, dentro del recto orden, en bien de los demás.

 

La virtud de EQUIDAD o EPIQUEYA, que nos inclina a apartarnos rectamente, en circunstancias especiales, de la letra de la ley para cumplir mejor su espíritu. Contrario es la excesiva rigidez o fariseísmo legalista.

 

La FORTALEZA

 

Es una virtud cardinal infundida por la gracia santificante que enardece el apetito irascible y la voluntad para que no desistan de conseguir el bien arduo o difícil ni siquiera por el máximo peligro de la vida corporal.

 

Vicios opuestos son el temos o cobardía, y la impasibidad o indiferencia.

 

La MAGNINIMIDAD es la virtud que inclina a emprender obras grandes, espléndidas y dignas de honor en todo género de virtudes. Contrarios son la presunsión, ambición, vanagloria, pusilanimidad.

 

La MAGNIFICENCIA es la virtud que inclina a emprender obras espléndidas y difíciles de ejecutar sin arredrarse ante la magnitud del trabajo o de los grandes gastos que sea necesario invertir. Contrarios son la tacañería o mezquindad, y el derroche o despilfarro.

 

La PACIENCIA es la virtud que inclina a soportar sin tristeza de espíritu ni abatimiento de corazón los padecimientos físicos y morales. Contrarios son la impaciencia y la insensibilidad o dureza de corazón.

 

La LONGANIMIDAD es una virtud que nos da ánimo para tender a algo bueno muy distante de nosotros, saber aguardar, también llamada ‘larga esperanza’.

 

La PERSEVERANCIA es una virtud que inclina a persistir en el ejercicio del bien a pesar de la molestia que su prolongación nos ocasione.

 

La CONSTANCIA es una virtud íntimamente relacionada con la Perseverancia, de la que se distingue, sin embargo, por razón de la distinta dificultad que trata de superar; porque lo propio de la Perseverancia es dar firmeza al alma contra la dificultad que proviene de la prolongación de la vida virtuosa, mientras que la Constancia pertenece robustecerla contra las demás dificultades que provienen de cualquier otro impedimento exterior. Contrarios a ambos se encuentra la inconstancia y la pertinacia o terquedad.

 

El Don de Fortaleza es un hábito sobrenatural que robustece al alma para practicar, por instinto del Espíritu Santo, toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir.

 

La TEMPLANZA

 

Es una virtud sobrenatural que modera la inclinación a los placeres sensibles especialmente del tacto y del gusto conteniéndola dentro de los límites de la razón iluminada por la fe.

 

Contrarias a ella se encuentra, por exceso, la Intemperancia, y por defecto, la Insensibilidad excesiva.

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