Oración por mi Hermana

Padre Santo, dador de vida, origen de todas las cosas.

 

Nos ponemos en tu presencia para solicitar, alabar y agradecer.

 

Tú haz creado todo por la inmensa grandeza de tu amor. Lo que nace del amor no debe morir, pues la eternidad es su impronta, el gozo de la contemplación su sello principal. Por eso entendemos que tu designio es que vivamos, aunque haya una muerte evidente frente a nosotros.

 

Aquí estamos para solicitar por lo que ha cobrado la muerte, con la confianza de que eres un Dios de vivos y no de muertos.

 

Estamos aquí para pedir por mi hermana, que amó a los suyos, que fue feliz y se sintió plena en ese amor prodigado.

 

Tú la viste cumpliendo el más grande mandato, que es amar. Mantenla viva en nuestros corazones.

 

Te agradecemos por haberla tenido entre nosotros, de haber trazado su historia junto a la nuestra.

 

Te alabamos, Padre Dios, porque acrisolaste su alma por medio del dolor. Un camino despreciado, rechazado, pero que seguramente lleva a Ti.

 

En este momento la despedimos y no dejamos de extrañarla. Si te place y es tu Voluntad, deja que sea nuestro ángel, que viva en nuestros recuerdos y resucite a la nueva vida.

 

Adiós, María Alicia. Amén.

 

(Oración dicha el 11 de febrero de 2013, en su cumpleaños, cuando entregamos sus cenizas a la tierra en el Parque Bicentenario)

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