La mirada inquieta

Miro a través del hombre invisible y él no me ve a mí. Su perfil me muestra que observa la cordillera y se asombra con el atardecer anaranjando sus faldas, enrojeciendo sus copas nevadas. Tanta belleza en un ocaso que no ve nada más.

 

Cierro mis ojos y desaparece el mundo en la noche de mis pensamientos, oyendo a la multitud que imperturbable camina hacia mí.

 

Los tomo en mis brazos, los hago dormir. En sus sueños a veces aparezco y los hago sonreír.

 

Les canto y les bailo, les hago reír.

 

Que bueno es tener un tiempo para existir.

Variaciones de un mismo cuento

(Estilo Phillip K. Dick) Katai despertó en una realidad que no era la suya. El zumbido constante de la máquina de realidad virtual aún res...