Martes 10 de julio de 1985

Otro pensamiento más, otro eslabón que me une a la humanidad. Ya de mis orígenes no se conoce huella y de mi destino las estrellas desconocen.

 

Desespero.

 

Mi realidad no pudo ser más que la de un cobarde. Pude haber estrechado esa mano herida contra mis labios silenciosos y haber bañado su rostro con las lágrimas del amor inmenso.

 

Me pierdo y retrocedo, retrocedo hacia la dimensión de lo ya perdido.

 

Pude haber dicho que todo cambiaría…y lo habría cambiado, pero…¿dónde estás, corazón, que ya no lates?

 

¿Soy realmente el hombre que el Sol quería iluminar?

 

He fracasado…pero ahí que está, frente a mí, mi futuro triunfo sobre mi mayor derrota.

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