Sueño del 8 de marzo de 1984

Hoy tuve un sueño.

 

Me acuerdo de variados detalles de las imágenes y conversaciones que tuve, pero quiero trazar unas pinceladas sobre lo que me gustó.

 

A una muchacha, que tenía un brillo especial en su alma, le daba consejos para que solucionara sus problemas con una visión global que se obtiene con un sacrificio. Le decía que no se pusiera triste ni se desalentara si su fuerza de comunicar fuera desacreditada por el resto; que su esfuerzo valía la pena porque era bueno a los ojos de Dios. Le comunicaba con toda el alma la filosofía del luchador…le infundía fuerza espiritual.

 

En el sueño yo era una persona que dejaba semillas importantes en las mentes de personas especiales, las cuales se sienten muy solas en su caminar; no obstante, yo siempre debía partir (siempre llegaba tarde y tenía que colgarme del bus, del auto o del tren, para cumplir con mi ida).

 

En el sueño, pasado un tiempo no demasiado largo, regresaba y observaba el cambio operado en la muchacha; ya había abandonado esa actitud triste y había comenzado a luchar (se le notaba en cada una de sus frases la fuerza interior que las impulsaba). Me acerqué a ella y le dije, más o menos esto:

 

  • Muy bien. Acuérdate siempre que este mundo es como una hoja de papel. La mayoría vive sobre el papel y no se da cuenta de nada más. Nosotros, tú y yo, podemos abarcar el espacio que circunda el papel, vemos lo que los demás no ven. Por ejemplo, imagina que somos como granos de azúcar arrojados al aire. Los que viven sobre la hoja ¿pueden ver lo que estos granos sí ven, desde el espacio? No…nosotros sí.
  • Esos granos de azúcar somos nosotros, que del aire caemos sobre la hoja. Estuvimos allá, en el aire, pero ahora estamos acá. Nuestra misión es mostrar lo que vimos – Me dijo ella como apoyando la idea.
  • Debemos endulzar, porque somos azúcar – Asentí mirándola con mucho cariño. Ella era afortunada, pues tenía sabiduría en su carne, porque la obtenía de lo que era su alma.

 

Este sueño es muy importante, pues contesta una gran pregunta que me hice antes de dormir.

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